jueves, 15 de octubre de 2015
Andrés Bello, legado compartido
Hoy se conmemoran 150 años de la muerte del intelectual venezolano.
Fue el autor de "Gramática de la lengua castellana" (Archivo)
• VIDA UNIVERSAL
INDIRA ROJAS | EL UNIVERSAL
jueves 15 de octubre de 2015 08:51 AM
Andrés Bello (1781-1865) se fue de Venezuela cuando era apenas un joven de 29 años. "Y no volvió nunca más", dice el historiador Rafael Arráiz Lucca.
Parte a Londres en una misión diplomática como representante de la naciente República, para pedir el apoyo británico a la causa de la independencia. La misión falló y 19 años después se embarcó junto con su familia a Chile, etapa que Francisco Javier Pérez, expresidente de la Academia Venezolana de la Lengua, resume como su "momento de gloria".
Caracas, Londres, Santiago de Chile. El legado bellista está dividido, más bien, compartido. A 150 años de su muerte, "Bello no nos pertenece, es un haber continental. Es injusto decir que nos pertenece solo porque nació en Venezuela, aunque sea duro reconocerlo".
Un nuevo bellismo
Bello recorre las redes sociales convertido en un meme. Dice: "Coñ..., escribe bien", y es que el primer contacto que se tiene con él es en las clases de gramática en el bachillerato. Después, parece que se olvida.
La Academia se esfuerza en mantenerlo vigente, sin embargo. Tanto el historiador como el lingüista admiten que los estudios bellistas ya no son tantos ni tan frecuentes.
"En realidad Venezuela ha sido uno de los espacios en los que Bello ha sido estudiado ampliamente", dice Pérez, pero explica que la mayoría de los intelectuales dedicados a la investigación del personaje universal "han fallecido o han envejecido". Menciona entre ellos a Fernando Paz Castillo, Rafael Caldera, Arturo Uslar Pietri, Eduardo Crema y Ángel Rosenblat. "La muerte de Oscar Sambrano Urdaneta (1929-2011) marca el final del gran momento bellista del siglo XX", concluye el también director académico de la Cátedra Fundacional Andrés Bello de la Ucab.
Arráiz Lucca opina que, en parte "se agotaron los caminos de entrada a la obra de Bello" y que Venezuela "tiene una tradición militarista, y nos cuesta reconocer la labor de los civiles e intelectuales".
Existe también el mito de que el ensayista y jurista venezolano tiene más arraigo en el corazón chileno que en su tierra natal. "Para Chile es de ellos, para Venezuela es de nosotros", dice Lucca, quien sostiene que esto es solo producto de una circunstancia histórica: el hecho de que la vida adulta de Bello transcurrió en ese país. "Su edad más productiva fue durante su estadía en Chile. Lo consideran creador de la universidad moderna chilena y tiene además importancia política".
"Venezuela estaba enredada en el barullo de la post-independencia", agrega Pérez. "En cambio, Chile ya tenía solidez política y educativa. Era la tierra fértil para ser el ejecutor de la civilidad".
"¿Podría escribirse en la actualidad algo 'nuevo' sobre Andrés Bello?", propone José Ramos en la Antología esencial de Andrés Bello (1993), publicada por la Biblioteca Ayacucho. "Así como la lengua cambia, el estudio de Bello tiene que seguir cambiando. Explorar nuevas facetas que no han sido descubiertas", dice el lingüista, quien ha encontrado en sus estudios a un Bello curioso que incluso se atrevió a indagar en la escritura jeroglífica y desarrolló "artículos de divulgación científica".
A estas "nuevas parcelas del conocimiento" aún no estudiadas, Pérez las describe como "el nuevo bellismo".
"Los grandes hombres son los hombres de su tiempo", dice Pérez, quien prefiere evitar la imagen del visionario. Además, "se cree que Bello es un purista del lenguaje, y era todo lo contrario". Este era un personaje "de gran empuje y fuerte de carácter", pero también era un hombre "con sentido del humor criollo y de hablar venezolano, que disfrutaba los placeres de la vida".
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