Atilio Borón
Chávez llegó al poder por la vía pacífica. Se repetía un proceso similar al de Chile, con la excepción de que la historia había avanzado, las condiciones lo permitieron y, sobre todo, porque en medio del ensayo y error, del axioma Robinsoniano "ni calco, ni copia, o inventamos o erramos" y la figura gigantesca de Bolívar, más una confluencia de todas las corrientes de izquierda, nos confirmaron que se podía despertar a la América insurrecta, rebelde y revolucionaria. Chávez y Fidel, fueron los artífices.
Ahora, no es poca cosa lo que se ha avanzado. Sin embargo, vivimos en un país que pretende ser socialista y con la enorme contradicción de querer construirlo en medio de un sistema capitalista. Y no es de ahora. Esa contradicción la venimos arrastrando desde que la Revolución Bolivariana llegó al poder.
Chávez nos advirtió en más de una oportunidad que esta revolución, acaso la verían nuestros hijos o nuestros nietos. Desconocer que tenemos enormes debilidades; que tenemos a un aparato burocrático intacto heredado de la IV república; que ese aparato burocrático atenta contra cualquier acción revolucionaria que pretenda modificar su modus vivendi; que es una lucha permanente que no da tregua; que tenemos casi genéticos el síndrome del capitalismo en la sangre de nuestro pueblo; que es una revolución cultural que exige cambios profundos en nuestra conducta, en nuestra cotidianidad; que existen, ¡existen!, unos medios de comunicación bombardeando día y noche, sin pausa, la psiquis de nuestro pueblo. Ahora, ¿a qué conduce la descalificación permanente de todo lo que se hace o no se hace, porque yo y nada más que yo lo digo, lo afirmo y lo reafirmo?
En el primer congreso fundacional del PSUV llevado a cabo en el Cuartel San Carlos, en enero de 2008, Chávez advertía sobre la actitud cómoda del “Anti Poder”. Llegar al poder, pero no ejercerlo. Convertirse en críticos permanentes del poder aun estando en nuestras manos. Es muy fácil, decía, criticar. Pero, lo realmente difícil es participar, transformar, construir; incluso fallar para rehacer lo andado y recomenzar. Más difícil aun, reconocer que nos equivocamos y hacer de la unidad un bloque indestructible. Es terrible la manera en que nos hacemos daño.
Cito a Atilio Borón en entrevista reciente:
“El problema que tiene esa izquierda dogmática es que tiene una concepción teológica de la revolución; es una cuestión de mirar la revolución como un sistema que cae y que de manera mágica se transforma a la sociedad capitalista en post capitalista, o sea, no comprenden lo que es la dialéctica de los procesos revolucionarios.
Primera cuestión, ninguna revolución comienza con una revolución, empieza siempre con un proceso de reforma. Piensa en el 26 de Julio, Fidel lo dice, nuestro programa era un democrático reformista y punto, nada más; que después la dialéctica de la lucha de clases se va radicalizando. Pero, Fidel, el 26 de Julio como movimiento no tenía como objetivo la instauración de una Cuba socialista. Lo dice él, no es mi interpretación entre línes. El único marxista era Che Guevara. Raul un poco más cerca del Che, pero el mismo Fidel no lo era. Y sin embargo, la dialéctica transforma el proceso que tenía objetivos muy limitados, compatibles con la preservación de un orden burgués en un proceso revolucionario y ¿cómo comienza la revolución rusa? ¿cuál era la consigna de la revolución rusa? “Pan, tierra y paz”. Esto fue la genialidad de Lenin, que a partir de ahí, se podía desencadenar un proceso que, eventualmente pudiera llegar a una revolución socialista.
Estas son las visiones que no están presentes en estos sectores que piensan en la revolución como una especie de momento de revelación, la historia se revela en el sentido cristiano y esa revelación te hace pasar del capitalismo al comunismo, un acto revolucionario. Bueno, eso no existe. Entonces, no entendieron lo de Chávez, que esto no quiere decir que ineluctablemente el proceso termine en el socialismo. Pero, por lo menos se están dando ciertas condiciones que apuntan en esa dirección”
Atilio Borón
El 8 de diciembre de 2012, el Comandante Chávez dio una orden:
"si algo ocurriera, repito, que me inhabilitara de alguna manera, Nicolás Maduro no sólo en esa situación debe concluir, como manda la Constitución, el período; sino que mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que —en ese escenario que obligaría a convocar como manda la Constitución de nuevo a elecciones presidenciales— ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela"
Hugo Chávez / palacio de Miraflores 08.12.12
Atilio Borón señaló recientemente algo que comparto plenamente. El Comandante Chávez no dio esa orden por carambola o halada de los pelos. Con esa orden garantizaba la continuidad del proceso revolucionario. Se hacía necesario garantizar que la anarquía no hiciera metástasis en la revolución y culmináramos siendo víctimas de nuestras diferencias, que las hay, pero al final hay un objetivo común y un enemigo común que nos une. El objetivo: la Patria Socialista. El enemigo: El imperialismo y sus representantes, la oligarquía apátrida.
He conocido la soberbia, la he percibido tan cerca que me ha enseñado a responder con moral y dignidad. La disciplina va de la mano con la razón.
Una humilde reflexión con Citas
Por: Mario Silva García | Jueves, 04/12/2014 09:40 PM
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