Trabajo evaluación Análisis sobre
el Si y el triunfo del No Pfa- Aura M Lemus. 10 T. U/c. Periodismo en situación
de conflicto.
Análisis
en profundidad de la realidad de Colombia y su conflicto
Lunes.15
de enero de 2007 34086
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recomendamos la descarga del documento adjunto, ya que el estudio contiene
varios importantes y extensos anexos, gráficos, mapas y numerosas notas a pie
de página.
COLOMBIA:
Un país formal y otro real
Fundación CEPS
(Centro de Estudios Políticos y Sociales)
Valencia (España), octubre 2006
(Centro de Estudios Políticos y Sociales)
Valencia (España), octubre 2006
Existen dos Colombias. Una es la que se proyecta en el exterior
como la democracia más estable de Latinoamérica a pesar del narcotráfico y del
terrorismo, ajena a las dictaduras que asolaron el continente y con elecciones
formales cada cuatro años; la que goza de una moderna Constitución que incluye
más de un centenar de artículos destinados a consagrar los derechos
fundamentales y sus mecanismos de protección; la que ratifica todos los
convenios internacionales para la defensa de los derechos humanos y la que,
según el Banco Mundial , se convirtió en los últimos años en una de las
naciones del mundo con mejores condiciones para hacer negocios . La otra, la
real, es la que sufren diariamente la mayoría de los colombianos sometidos a
unas condiciones de vida deplorables (las estadísticas más benévolas sitúan a
la mitad de la población en la pobreza) y a una violencia social y política
cuya intensidad no deja de aumentar: con el comienzo de este siglo alcanzó la
cifra de veinte personas muertas cada día.
En Colombia confluyen una serie de factores que hacen del país
una excepción en el contexto latinoamericano y un punto de interés en el
escenario internacional. En primer lugar, su situación geográfica -puente entre
Centroamérica y Sudamérica, bañada por dos océanos- y sus riquezas naturales la
han convertido, a lo largo de la historia, en objetivo codiciado por los más
diversos intereses hasta el punto de que a inicios del siglo pasado se provocó
su desmembración territorial (independencia de Panamá instigada por EE UU para
controlar el canal). Pese a la sucesión de gobiernos de tintes autoritarios
siempre ha existido una fuerte respuesta social a través de todo tipo de
organizaciones para la defensa de los derechos fundamentales y de sindicatos y
partidos de la izquierda. En tercer lugar, hay que destacar que la
confrontación política en Colombia se ha expresado, al menos en los últimos
cincuenta años, también mediante la lucha armada (las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia, FARC, es la guerrilla más antigua del mundo) lo
que, al margen de las deviaciones de sus objetivos iniciales, es un factor fundamenteal
a la hora de trazar el futuro del país. Además, a partir de la pasada década de
los ochenta el narcotráfico ha jugado un papel fundamental en la vida nacional
(afectando tanto a los actores legales como a los ilegales del conflicto) y en
el escenario internacional (según reiterados informes de la CIA , abastece el 90 % de las
necesidades del mayor consumidor mundial, que es EE UU). La combinación de
estos cuatro elementos -situación geoestratégica, resistencia social, lucha
armada y narcotráfico- ha desencadenado un quinto que en buena parte es la
causa, al menos en el siglo XX y en lo que va corrido de éste, de muchos de los
males que padece la sociedad colombiana: Estados Unidos ha hecho de Colombia la
punta de lanza de sus intereses en la región, “esto hace que la Casa Blanca contemple
convertir a este país en una suerte de Israel sudamericano, esto es, una base
de operaciones militares, de espionaje y de control territorial, desde la cual
monitorear los más diversos procesos políticos, económicos y sociales en curso
en el corazón mismo de América del Sur” , especialmente en la coyuntura actual
en la que opciones democráticas contrarias a la política estadounidense
gobiernan varios países de la región. Colombia es el país latinoamericano al
que se concede más ayuda militar estadounidense (3.647 millones de dólares de
1998 a 2004) y uno de los cinco que más reciben a nivel mundial, junto a
Israel, Egipto, Afganistán e Irak. Después de Bagdad, Bogotá es sede de la
mayor embajada gringa en el mundo, “toda clase de misiones militares, amén del
personal especializado del FBI, la
DEA y, por supuesto, la CIA , operan sin tapujos en el territorio nacional
en un proceso que bajo el actual Gobierno (de Álvaro Uribe Vélez) se ha
intensificado hasta el paroxismo” .
La ruptura en 2002 de las conversaciones de paz del Gobierno del
Presidente Andrés Pastrana (1998-2002) y los grupos guerrileros de las FARC y
el ELN (Ejército de Liberación Nacional) generó en Colombia un ambiente de
decepción y escepticismo sobre la posibilidad de una solución política y
negociada al conflicto (el Gobierno quería dialogar sin ceder privilegios de
las clases dominantes y la guerrilla quería negociar sin parar la guerra). Este
hecho, la influencia de los atentados del 11 de septiembre, el mayor rechazo
por parte de sectores sociales a los desmanes de la guerrilla -acciones
sistemáticas que infringen el derecho internacional humanitario como secuestro,
reclutamiento forzado o voluntario de menores, eliminación de militares en
estado de indefensión, uso de armas con efectos indiscriminados, masacres
contra civiles, etc.- y las presiones que, según las organizaciones sociales,
ejercieron los grupos paramilitares en algunas regiones del país propiciaron la
victoria en las elecciones presidenciales de 2002 de Álvaro Uribe Vélez con su
eslogan de “mano firme y corazón grande” y su propuesta de Política de
Seguridad Democrática supuestamente dirigida a reforzar la lucha contra la
insurgencia.
Durante los cuatro años de Gobierno Uribe no sólo no ha mejorado
la situación de los colombianos sino que ha empeorado a partir de la aplicación
de su “seguridad democrática” sustentada en la convicción de que todos los
ciudadanos son combatientes y, por tanto, deben colaborar activamente con las
autoridades o arriesgarse a ser perseguidos como sospechosos de terrorismo: la
puesta en práctica de la doctrina Bush sobre seguridad. La opción por la guerra
ha propiciado la ejecución de graves violaciones a los derechos humanos, la
restricción de los derechos y libertades fundamentales que, al menos sobre el
papel, se reconocían a los colombianos y un deterioro alarmante en las
condiciones de vida hasta el punto de que casi dos terceras partes de la
población vive en la pobreza. Mientras tanto en los presupuestos generales del
Estado colombiano para 2005 y 2006 se han destinado 20 billones de pesos (más
de 6.000 millones de euros) a la guerra y 71 billones al pago de la deuda
externa (más de 23.000 millones de euros); el Gobierno ha presentado un
proyecto de presupuesto para 2007 que contempla 14 billones de pesos (más de
4.000 millones de euros) para seguridad y defensa.
Al mismo tiempo, Uribe Vélez ha impulsado un “proceso de paz”
con los grupos paramilitares que, según las organizaciones de defensa de los
derechos humanos y Naciones Unidas, conduce a la impunidad de los crímenes de
lesa humanidad de los que son responsables estos escuadrones de la muerte. No
resulta extraño, si tenemos en cuenta que paramilitares y Fuerza Pública vienen
actuando conjuntamente desde que el propio Estado colombiano creó estos grupos
en la década de los sesenta como resultado de la doctrina de Seguridad Nacional
exportada por Estados Unidos. Colombia, actualmente, es uno de los mejores
ejemplos de lo que denunció el Presidente del Gobierno Español, José Luis
Rodríguez Zapatero, ante la ONU :
“El mayor riesgo de una victoria de los terroristas se produce cuando para
luchar contra el terror la democracia traiciona su propia esencia, los estados
limitan las libertades, cuestionan las garantías judiciales o realizan
operaciones militares preventivas” .
La reelección, el pasado 28 de mayo, de Álvaro Uribe Vélez para
dirigir el país durante cuatro años más va a suponer “la permanencia o
profundización de la política de `seguridad democrática’, con lo que ella tiene
de alejamiento de la solución política negociada al conflicto, de una lógica de
guerra, de violaciones a los derechos humanos, de mantenimiento del modelo
neoliberal, con aumento de la inequidad y la pobreza, y en general con la
consolidación de un entorno autoritario y mesiánico propios del régimen actual.
(...) Lógicamente se reforzará el apoyo del gobierno norteamericano al régimen,
por su doble condición de aliado en las guerras santas del imperio; el
`terrorismo’ y las `drogas’, por un lado, pero también por el creciente papel
de punta de lanza o muro de contención frente a los nuevos gobiernos de América
Latina. Paradójicamente, aumentará el apoyo europeo, en tanto, el gobierno
reelecto simultáneamente se relegitima y la Unión Europea
efectivamente cree que el proceso de `desmovilización paramilitar’ merece una
oportunidad y no podrá oponerse a él, en tanto este mostrará a algunos líderes
paramilitares condenados, aunque cumpliendo sus penas en condiciones
favorables, la devolución de algunos miles de hectáreas de tierra y una
ficticia reinserción” .
1.1 Un
conflicto más allá de las guerrillas
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